lunes, 5 de julio de 2010

XF-84H, el último guerrero a hélice

Ciertamente, después de que se concibiera este extraño aparato, se han construido diversos modelos de aviones militares dotados de hélices o turbohélices, pero no cabe duda de que el Republic XF-84H puso punto final a toda una época en la que la hélice fue la reina de los cielos en guerra. Lo atractivo de este avión se encuentra en su propio diseño, que llevaba al límite lo que una hélice podía ofrecer en un avión de combate. Híbrido singular, unía lo mejor de la tradición clásica de la aviación con el novísimo, por entonces, mundo de los jets.





De este avión sólo se construyeron dos aparatos, aunque realmente fue uno el que voló en corta fase de pruebas. Hoy únicamente se conserva uno de ellos, en el Museo de la Fuerza Aérea de los Estados Unidos de Wright-Patterson. Entre las peculiaridades de este avión, se encuentra una consideración teórica pues, como siempre voló en fase de pruebas y no pasó de ahí, se desconoce si hubiera podido lograr alcanzar todo su potencial porque, al menos sobre el papel, se trató del avión de hélice más rápido jamás construido, capaz de alcanzar Mach 0,9. El XF-84H voló por primera vez el 22 de julio de 1955. Era un aparato extraño, a medio camino de dos mundos sin pertenercer realmente a ninguno de ellos. Puede adivinarse en su fuselaje la presencia de la célula sobre la que fue construido, propia de un reactor F-84F. Fue construido por Republic Aviation como posible candidato a poblar portaaviones, siendo un caza capaz de despegar de las pistas de esas gigantescas naves marinas sin necesidad de catapulta. La idea no llegó a ninguna parte, y no es para menos. El motor a reacción que movía la hélice era tan potente que, por mucho que los ingenieros lo intentaron, pilotar este monstruo se convertía en tarea imposible. Cuentan las crónicas de los ensayos que uno de los pilotos de prueba, después de un primer y único vuelo, se negó a volver a ponerse a los mandos de aquella cosa. ¿Alguien tuvo las narices de sentarse en cabina y volarlo? Sí, el piloto de pruebas Hank Baird llevó a cabo los demás vuelos, hasta la docena, pero ninguno fue tranquilo y todos terminaron en aterrizajes problemáticos. No extrañará, por tanto, que este avión se quedara en simple pesadilla para ingenieros y nada más.




Ahora bien, una máquina tan excepcional, aunque fuera una locura, debía tener algo para destacar por encima del resto. Además de ser considerado como el avión de hélice más veloz, aunque de forma teórica como he comentado, es igualmente reconocido como el más ruidoso, puede que de ahí le venga su nombre de guerra: Thunderscreech. Cuentan los testigos que, al poner en marcha la turbina, el ruido era insoportable, todo un infierno. A cuarenta kilómetros de distancia podía distinguirse su tremebundo rumor y, para colmo, quienes se hallaban cerca sentían todo tipo de mareos y náuseas causadas por las vibraciones. La razón se hallaba en la hélice pues, sumado al estruendo del reactor, los extremos de las palas de la hélice rompían la barrera del sonido, creando una cadena de estallidos sónicos difíciles de soportar, capaces de romper ventanas a kilómetros de distancia.

No hay comentarios:

Publicar un comentario

Related Posts Plugin for WordPress, Blogger...